Al final del western clásico de John Ford, "El hombre que mató a Liberty Valance", el periodista Maxwell Scott, interpretado por Carleton Young, se dirige al senador Ransom Stoddard, interpretado por James Stewart, con las palabras "Esto es el Oeste, señor. Cuando la leyenda se convierte en hecho, se escribe sobre la leyenda." La historia sobre los Spitfire perdidos de la RAF en Mingaladon es uno de esos ejemplos de una leyenda que se convierte en realidad.
Enterrados, o eso se dice, en Mingaladon, justo al norte de Rangún, mientras en el lejano este la II Guerra Mundial se acercaba a su caótico final en el otoño de 1945, los Spitfire de Mingaladon son también uno de los misterios más duraderos e intrigantes del conflicto.
Memorial de Spitfre, Southampton |
Martin Brown rodando |
Rada de penetración de suelo |
¿Pero cómo consigues desvelar la verdad que hay detrás de tan poderosa leyenda casi setenta años después del hecho? Sobre todo cuando tanta gente sostiene que esta leyenda es cierta, cuando se ha repetido tantas veces en los medios de comunicación e internet y cuando algunos están incluso preparados para probar su apasionada creencia con pruebas extraídas tras años de investigación documental, afirmaciones de testigos, trabajo de campo y una importante inversión tanto en tiempo como en dinero.
Hemos llegado a la conclusión de que tenemos que pensar en la búsqueda de los Spitfire de Mingaladon como en un thriller policíaco. Tenemos la escena del crimen, el antiguo aeropuerto de la RAF en Mingaladon, y tenemos a la persona desaparecida, un número indeterminado de Spitfire de la Royal Air Force. El trabajo de nuestro equipo arqueológico en el proyecto del escuadrón perdido es actuar como los investigadores que reúnen todas las pruebas disponibles a su alcance sobre los sucesos en Mingaladon en 1945, con el objetivo de dilucidar el paradero de la persona desaparecida, si es que esa desaparición tuvo lugar en realidad.
Al igual que unos oficiales de policía que se embarcan en una importante investigación, no comenzamos asumiendo nada. En vez de eso, trabajaremos sobre cientos de páginas de documentos originales, docenas de fotografías y dibujos y las muchas declaraciones de testigos y testimonios de expertos recopilados por David Cundall y sus investigadores durante los últimos quince años. También examinaremos las nuevas y emocionantes pruebas obtenidas para este proyecto, nunca antes tenidas en cuenta.
Tenemos que evaluar cada elemento en cuanto a su fiabilidad, exactitud y relevancia, y después utilizarlos en conjunto con nuestra evaluación arqueológica de la información proporcionada por la geofísica, la topografía y la geología de dicha parte de Rangún, para así convertir dichas pruebas en un caso coherente en cuanto al objetivo arqueológico; asimismo, transformaremos las hipótesis, los rumores y la especulación relativas a la leyenda en hechos probados gracias al fin arqueológico cuidadosamente elegido.
Solo cuando hayamos completado dicho proceso podremos tener la esperanza de hallar una explicación creíble y basada en pruebas sobre la leyenda de los Spitfire desaparecidos, para así embarcarnos en la excavación que podría por fin proporcionar respuestas a los enigmas que todos desean ver resueltos. Eso es lo que hacemos, y lo llamamos arqueología de los conflictos modernos.
La arqueología de los conflictos modernos es la aplicación de técnicas arqueológicas al estudio de comunidades que se preparan para, o están envueltas en, un conflicto de cualquier tipo, sea civil o militar, grupo en el que se encuadra la mayoría de los casos. Se trata de una de las ramas de la arqueología más novedosas y que más está creciendo. Su popularidad se debe, al menos en parte, al entusiasmo y la implicación de gente que investiga sobre sus propias historias locales o familiares en relación con los conflictos del siglo XX, principalmente la Primera y la Segunda Guerra Mundial y los momentos y elementos icónicos que dichos conflictos han introducido en la memoria y cultura populares; desde los campos franceses y belgas regados de sangre en la I Guerra Mundial, pasando por los cielos del sur de Inglaterra, hasta el Ruhr, las amplias aguas e islas del Pacífico y, en este caso, las selvas del sudeste asiático durante la Segunda Guerra Mundial.
Rod Scott registrando una trinchera |
Arqueología del conflicto en estado puro |
Andy Brockman |
Es esa relación directa con los participantes vivos y sus familias lo que hace que la arqueología de los conflictos modernos y proyectos como este de Rangún sean tan especiales. Pasa el tiempo y no dejamos de comprobar que incluso con los millones de fotografías, documentos, películas y recuerdos personales que proporcionan información y color, encontramos pruebas gracias a la arqueología que proporcionan coherencia a aquellos hechos que no se entienden bien, o cambian las visiones y asunciones de distintas personas. Es como si pudiésemos entrevistar a los centuriones, soldados y familias cuando excavamos un fuerte en el Muro de Adriano, y poder aplicar esta nueva disciplina al estudio de los sucesos acaecidos en el área de Rangún durante la II Guerra Mundial no es solo coherente, sino también emocionante.
De las muchas historias procedentes de la II Guerra Mundial, la contienda en el teatro de operaciones de China/Birmania/India es una de las más duraderas, sangrientas, complicadas e, incluso hoy en día, desconocidas de todo ese horrible conflicto. No por nada el 14º ejército británico en Birmania se denomina a sí mismo el “olvidado 14º”. El teatro de operaciones birmano fue un microcosmos dentro de la Guerra Mundial, puesto que el conflicto en Birmania no solo involucró a integrantes de la infantería, la marina o las fuerzas aéreas de Gran Bretaña, los EE.UU. o Japón. No podemos olvidar que también involucró a la infantería y las fuerzas aéreas indias, a militares de China, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, y más importante aún, a la población de la propia Birmania, incluidos sus 135 grupos étnicos, quienes, ante los conflictos políticos del momento, podían servir a los británicos, los japoneses o incluso a ambos, sin olvidar sus propias aspiraciones políticas en cuanto a la libertad frente al control colonial.
En Mingaladon contamos con un gran espectro de fechas y sucesos, pero gran parte de los detalles siguen esperando a ser descubiertos; esos detalles son precisamente los que creemos que proporcionará la arqueología del conflicto moderno, y esperamos que nos ayude a completar la historia del Mingaladon de la RAF y la leyenda de los Spitfire desaparecidos.
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